lunes, 6 de abril de 2015



LA RESURRECCIÓN DE CRISTO


Todo lo que paso nuestro Señor Jesús en la cruz, el sufrimiento y el dolor, no tendría caso sino se hubiera levantado de entre los muertos, todos pensarían que fue un profeta más, y en algunos casos lo considerarían un impostor (Mateo 12:40). Por eso la resurrección de Cristo toma gran relevancia, es una prueba divina de su misión, no solo dice que él es el Mesías sino confirma que él es Hijo de Dios, por eso se dice que la cruz y la resurrección son parte de un mismo evento, en la cruz Cristo es el cordero inmolado, cuando Dios lo levanta significa que Dios aceptó su sacrificio, por eso es de gran alegría para el creyente, sin este hecho vana sería nuestra fe y estaríamos todavía en nuestros pecados (1 Corintios 15:14) es la gran esperanza para el cristiano, sabiendo que si Dios levanto a Jesús del sepulcro, también nos levantará a nosotros que hemos creído en su nombre, con un cuerpo similar al de él (1 Juan 3:2), Cristo es el primero que se levanta de los muertos y no vuelve a morir (1 Corintios 15:20-23),
 para todo creyente esta es la razón que mueve nuestra vida, el triunfar sobre la muerte solo se puede a través de Cristo. Jesús hablo a sus discípulos de que iba morir y resucitar pero no le creyeron, hasta que fueron al tercer día, a su sepulcro y vieron que la piedra estaba movida y un ángel les dijo; Porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado, no esta aquí pues a resucitado, la tumba estaba vacía, las mujeres fueron las primeras en comprobar este hecho (Mateo 28:5-10) Así dieron las buenas nuevas a todos los discípulos, presentándose él vivo con muchas pruebas indubitables por cuarenta días (Hechos 1:3) después ascendió al cielo, a la diestra de Dios (Hechos 1:10, 2:34-35) esto debe afectar la manera en que vivimos, Ya que hemos sido resucitados con Cristo, debemos buscar las cosas de arriba, esperando con confianza nuestra redención total (Romanos 8:23).
Su resurrección es, por lo tanto, una noticia muy importante no solo acerca de Jesús, sino acerca de nuestro propio futuro, por eso, no es sorprendente que los cristianos alrededor del mundo celebremos la resurrección de Cristo.

Jesucristo dijo: "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?" (Juan 11:25, 26), el Señor te invita para que creas en él.
El te dice por Su Palabra: "Si puedes creer, al que cree todo le es posible." (Marcos 9:23)



Amén ¡Dios te bendiga !

jueves, 2 de abril de 2015

LA CRUZ 


Era símbolo de vergüenza y humillación. Roma la utilizó no solamente como instrumento de tortura y ejecución si no como poste vergonzoso, reservada para los mas bajos y peores criminales, para los judíos era señal de maldición (Deuteronomio 21:23, Gálatas 3:13) esta fue la muerte que sufrió Jesús, sufrió la cruz menospreciando el oprobio (Hebreos 12:2), el peldaño mas bajo en la escala de la humillación, por ello fue piedra de tropiezo para los judíos y para los gentiles locura (1 Corintios 1:21) imaginemos la vergüenza que tuvo que pasar Jesús, todos o casi todos tachándolo de criminal, injuriando, muriendo por el pecado de todos, ademas del dolor físico, no fue fácil para Cristo era la batalla por las almas había que triunfar sobre el pecado, aunque a Dios también le tocara sufrir.


Durante las horas que estuvo Jesús clavado en la cruz, el Señor exclamó siete frases memorables que fueron sus últimas palabras, con estas breves frases Jesús pronuncia el mensaje más profundo que se haya predicado jamás, una verdadera síntesis del Evangelio, allí encontramos resumido lo más extraordinario del carácter de nuestro Señor y del plan divino para con el ser humano, la sensibilidad de Jesús hacia su prójimo, su amor y preocupación por los que estaban a su lado, lo hace extraordinariamente

sorprendente, lo más natural en las horas previas a una muerte por condena es que la persona se concentre en sí misma, en sus pensamientos y emociones, alejándose de su entorno eso están tan lógico como comprensible. Incluso cuando esta muerte es por enfermedad, todos entendemos que el centro no son los demás, los que le acompañan, sino aquel que está a punto de partir. 


En la cruz ocurre exactamente lo contrario, Jesús se olvida de sí mismo y de sus necesidades (que expresará más tarde) y se concentra en los que están con él, no importa que sean sus enemigos (los que le estaban torturando) , unos simples desconocidos, los malhechores o un ser tan amado como su madre, para todos tiene las palabras justas que necesitaban.


A cada uno de ellos el Señor le habla conforme a su necesidad tal como se profetizó 400 años antes (Isaías 50:4) Nunca nadie ha tenido una demostración tan grande de amor en la hora de la muerte, un corazón pastoral tan genuino, Jesús el Buen Pastor (Juan 10:7-21), el Príncipe de los Pastores (1 Pedro 5:4) murió pastoreando, las palabras de Jesús en la cruz contienen como un tesoro comprimido la esencia del carácter divino y del Evangelio, su profundo amor hacia todos sin excepción, su sensibilidad exquisita hacia los que sufren, su sabiduría para hablar a cada uno según su necesidad., En las tres primeras frases (palabras) Jesús muestra una preocupación intensa por los que estaban cerca de él, todos aquellos que en aquella hora de angustia y dolor supremo eran su prójimo. A cada uno de ellos le da la palabra que más necesitaba, Palabras de perdón a sus enemigos (Lucas 23:34) Jesús muere perdonando, Todo el acto de salvación en la cruz simbolizaba el perdón divino (Juan 3:14-15). Pero era conveniente hacer explícito este perdón con palabras claras, audibles, contundentes, con una fuerza emocional arrolladora y una autoridad espiritual definitiva. Al exclamar «Padre, perdónalos...», Jesús verbaliza el sentido de su venida a este mundo, de hecho el nombre Jesús significa precisamente (él salvará a su pueblo de sus pecados) (Mateo 1:21). La petición de perdón no se refería solamente a los que de forma directa le estaban humillando, los soldados y autoridades religiosas, sino a todo ser humano (como nos describe con detalle el impresionante cántico de Isaías 53), en la cruz, Jesús nos enseña que el perdón puede ser unilateral, no requiere dos partes a diferencia de la reconciliación,Yo puedo y debo perdonar aunque mi ofensor no me haya pedido perdón, Esteban, bajo la furia de las piedras que lo estaban matando, fue el primero en imitar de forma modélica a su Maestro y Señor (Hechos 7:60). Nosotros somos llamados a hacer lo mismo, Jesús murió acompañado de dos desconocidos, Probablemente nunca antes estos dos malhechores habían cruzado palabras con el Señor.

La historia es conocida a las puertas de la muerte, uno de ellos tiene temor de Dios y le ruega a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino (Lucas 23:42) la respuesta es tan inmediata como clara, Jesús le da aquello que más necesitaba en aquel momento, esperanza, la esperanza que nace de la salvación en Cristo y que sería para él un fortísimo consuelo (Hebreos 6:18) en las interminables horas de martirio que iban a seguir, Por cierto, la actitud de Jesús, llena de misericordia, nos recuerda que es posible ser salvo en los últimos minutos de vida ( in extremis ) si de veras se invoca al Señor de todo corazón, desde lo profundo del alma y con humildad, tal como hizo el ladrón en la cruz. Palabras de protección a su madre ( prójimo)..(Juan 19:26-27) es bien significativo que las últimas palabras de preocupación y cuidado por un ser humano, que Jesús pronuncia en esta tierra sean para su madre, es la rubrica final a una vida pensando siempre en los demás y en cómo servirles, Jesús no podía olvidar a su madre en esta hora de dolor lacerante para ella, el corazón de María estaba destrozado por la agonía de su hijo, desolada por un final tan trágico, además, María casi con toda seguridad era viuda ahora, por lo que quedaba en una situación de desamparo. Pero el Señor, el pastor por excelencia, no podía descuidar su deber de honrar a padre y madre (Mateo 19:19) 

¡Cuán divino y cuán humano al mismo tiempo! 


La espiritualidad expresada en una profunda preocupación por lo humano. Este último acto amoroso de Jesús nos recuerda que la verdadera espiritualidad nos hace siempre más humanos, Cristo deja sus necesidades propias, al final. Hasta aquí hemos visto cómo aún en la hora misma de la agonía, Jesús se dio y sirvió, pensó antes en los demás que en sí mismo, buscó colmar las necesidades de su prójimo, tanto espirituales como humanas ( de perdón , salvación y cuidado) Después de esto, Jesús dijo Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? (Mateo 27:46) el sentimiento de lejanía del Padre marcan el máximo dolor de Jesús. No hay mayor infierno que la separación de Dios, Jesús sabía que este momento era inevitable (profetizado ya en el Salmo 22) porque el Padre no podía tener contacto con el pecado que el Hijo estaba llevando en aquel acto vicario, luego Jesús dijo...Tengo sed» (Juan 19:28) para que se cumpliera la escritura. El más grande sermón que se haya predicado termina con dos frases llena de confianza, de esperanza y de victoria, CONSUMADO ES, lo grita con toda la fuerza que le quedaba (Juan 19:30) Jesucristo en la cruz pudo concluir su sermón con la séptima y última palabra, Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» (Lucas 23:46), todo hijo de Dios puede tener esta misma actitud en la hora de la muerte, la certeza de que nuestro espíritu pasa a las manos del Padre amante, que nos recibirá con gozo en su gloria. Así es como Cristo logro con su muerte victoria sobre el pecado y nos rescato de la condenación eterna, Así que no dejemos de agradecer a Dios con salmos, cánticos, himnos, etc. demos gloria a su Nombre y al que reina por los siglos a Jesús nuestro Señor,



 ¡ ALELUYA ! celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad (1 Corintios 5:7-8)...Amén....Gloria a Dios!!